miércoles, 28 de febrero de 2018

Kanteletar, la lírica popular recogida por Lönnrot

Hoy, día 28 de febrero, se celebra en Finlandia el "día del Kalevala", día de las letras finesas, pero ante todo día del folclore, de las tradiciones ancestrales y de la cultura popular. La fecha conmemora la publicación del "Kalevala" original en 1835, arranque de toda la cultura puesta de relieve en esta efeméride. Aprovecharemos esta fecha para hablar de la otra gran obra recogida/editada por el padre del "Kalevala", su hermana pequeña, llamada "Kanteletar".

El "Kanteletar" es una colección de poesía lírica - en su sentido estricto, canciones -, compilada y editada por el médico y filólogo Elias Lönnrot, y publicada en tres partes entre 1840 y 1841, a medio camino entre las versiones original y final de su opus magnum, el "Kalevala".  Al contrario que esta última obra, el "Kanteletar" no sigue ninguna estructura narrativa: son canciones individuales agrupadas editorialmente por contextos o temas. Una verdadera colección, tal como la hemos venido definiendo.

Plantea muchas similitudes con el "Kalevala", sin embargo: estos poemas fueron recogidos en su mayor parte por el propio Lönnrot en sus viajes. Sus expediciones en 1828 a las regiones surfinlandesas de Savo y Häme, y a la Karelia finlandesa, le proporcionaron el material para publicar entre 1828 y 1831, en cinco partes, "Kantele", una colección que toma su nombre el instrumento tradicional con el que se acompañaban con frecuencia estas canciones. Justo en 1831 se funda la Sociedad de Literatura Finesa (institución activa hasta nuestros días), que entusiasmada con el trabajo de Lönnrot financia un viaje de recogida de cantos a la Karelia rusa (recordemos que en ese momento históricos toda Karelia estaba unificada como parte del Imperio Ruso, al que pertenecía la región a ambos lados de la futura y actual frontera). Los viajes se extienden hasta 1835, y los poemas recogidos en la región, donde en teoría se conservaban las tradiciones más antiguas del pueblo finlandés, serán la base principal del "Kalevala", pero también suministrarán muchos de los versos para el "Kanteletar". Ese mismo año final de 1835 es la fecha de la publicación, como decíamos, de la primera versión del "Kalevala"


"Kreeta Haapasalo tocando el kántele en una cabaña campesina", óleo del artista finlandés Karl Ekman (1869). Haapasalo (1813-1893) es una de las kanteletistas más célebres de la historia. Artista itinerante, tocó ante audiencias humildes como también ante la nobleza. Su apellido (en un momento en el que no todos los finlandeses tenían uno, salvo el patronímico) fue sugerencia del poeta Topelius. El cuadro de Ekman refleja un momento de juventud, como puede comprobarse gracias a los carteles que adornan la pared detrás de la instrumentista.

Antes de revisitar el extenso poema mitológico, Lönnrot decide revisar y ampliar su "Kantele" para transformarlo en el "Kanteletar" que actualmente conocemos, y que publicará en tres partes entre 1840 y 1841, con el subtítulo de "Suomen kansan vanhoja lauluja ja virsiä" ("Viejas canciones y baladas finlandesas"). Sobre el título mismo hemos de hacer una aclaración: el sufijo -tar se ha añadido al nombre del instrumento, lo que cambia ligeramente su significado, traducible como "la kanteletista", o "la doncella del kántele". Dicho sufijo hace femenino (o más exactamente, denota "mujer joven" o "virgen") los sustantivos, y es la forma femenina, por ejemplo, de algunas profesiones. O más bien era, porque su uso en finés ha quedado obsoleto. Dicho sea de paso, -tar no denota necesariamente, como se ha dicho, una diosa o criatura divina, si bien es cierto que este sufijo arcaico le encontramos en muchas diosas de la mitología kalevaliana, como Kuutar ("la doncella de la luna"), Päivätar ("la doncella del sol"), Ilmatar ("la doncella del aire"), etc. En todo caso, la personificación tras este título explica bien por qué a esta obra se la ha llamado innumerables veces "la hermana pequeña del Kalevala".

La colección comprende 652 poemas con un total de 22.201 versos. En el prefacio Lönnrot hace una proclama entusiasta de las fuentes populares, en la que claramente se alinea con la tesis romántica del Herder del "Volksgeist". Pero al mismo tiempo se muestra muy moderno al señalar cómo estos poemas pueden servir como un estudio de la vida real del pueblo, de sus tradiciones, de su mentalidad, y - como en los versos finales del Kalevala - no deben ser una muestra fosilizada del pasado o del presente eterno, sino que pueden servir de fundamento a la nueva poesía en finés. Recordemos que en esta época el finés apenas tenía una producción significativa - y mucho menos un reconocimiento - en la literatura culta del país, todavía dominada con rotundidad por el sueco de la élite intelectual y económica. El anhelo esperanzado de Lönnrot se convirtió en verdadera profecía, aunque desde luego una profecía que él mismo hizo cumplir con su propio trabajo, y la poesía de estas obras sirvieron como punto de inicio a la nueva literatura en finés (recordemos en caso de Kallio, recientemente visto aquí).

Tras el prefacio del autor, se insertan los primeros 24 poemas, como muestra general. Tras ellos llegan los tres libros, que no solo se dividieron así por razones editoriales, sino que también contienen una división en tres partes diferenciadas. Al no existir un hilo narrativo como en el Kalevala, la colección se estructura siguiendo una serie de categorías. Así, en el primer libro encontramos las 28 "Yhteisiä Lauluja" ("Canciones generales"), a su vez divididas en cuatro secciones: el comienzo son temas comunes poemas de hombres y mujeres, la mayor parte con un carácter introspectivo, que muestra las dificultades y dura vida en los bosques y páramos finlandeses. 

La segunda sección son canciones de bodas, reflejando los extensos rituales de estas ceremonias populares, en las que los antropólogos han visto complejos y profundos conceptos culturales. Las siguientes secciones se destinan a canciones de pastores e infantiles, respectivamente, en las que el tono melancólico de la primera sección se combina con toques del humor típicamente finlandés.

El segundo libro, con 354 poemas, contiene las llamadas "Erityisiä Lauluja" ("Canciones especiales"), también divididas en cuatro categorías. La primera son versos para muchachas (búsqueda de marido), para mujeres, para chicos, y para hombres (caza, guerra, etc.). Como en el primer libro predomina el tono pesimista y melancólico ante las fuerzas que el individuo no puede controlar, un tono que a veces llega a aproximarse a un sentimiento fúnebre.

La mayor parte de las canciones del tercero, de 60 poemas provienen específicamente de la Karelia rusa, y contienen las Virsi-Lauluja ("Canciones rituales"). El tomo se divide a su vez en tres categorías, aunque agrupando en ocasiones a canciones muy diferentes entre sí. La primera categoría corresponde a antiguos temas religiosos (muchos propios de la Iglesia Ortodoxa antes que de la Luterana o del paganismo), la segunda a temas históricos o épicos, y la tercera a cuentos, en la que se entremezclan leyendas, relatos sobrenaturales, baladas con supuesto tema histórico, etc. 

Tres años después de la muerte de Lönnrot, en 1887, se realizó una nueva edición de la obra que incluía 137 nuevos poemas añadidos. Ediciones subsiguientes han suprimido esta ampliación espuria, excepto por una decena de canciones que se han consideran dignos de formar parte de la misma idea del autor. 


El filólogo, folclorista, médico y botánico Elias Lönnrot (1802-1884). 
Retrato (1872) de Bernhard Reinhold (1824-1892), perteneciente a la Universidad de Helsinki

El trabajo de Lönnrot en esta obra no fue el de mero recopilador y comentador. Los poemas sufren cierto grado de adaptación, aunque bastante menor que en el Kalevala. El labor de edición se limitó a dar versiones más prístinas según el criterio del folclorista (que no coincidiría en grado sumo con los criterios actuales), sintetizando las variantes y depurando algunas formas dialectales que creía incorrectas.

No es lo único que la emparenta con el largo poema épico: los canciones del Kanteletar siguen la misma métrica poética (y por ende musical), la de la llamada precisamente "canción kalevaliana": un esquema prototípico de versos octosílabos con ritmo de sílaba acentuada - átona - acentuada - átona - acentuada - átona - acentuada - átona, y diversas variantes a partir de dicho esquema, de acuerdo a la especial acentuación de idioma finés y su distribución de vocales largas y breves (que hace que en muchas ocasiones no se correspondan con octosílabos):

        Paista päivä, armas päivä

En todo caso los versos se adecúan siempre a un ritmo musical transcribible en nuestra notación como 5/4, con tres grupos de dobles breves terminadas por una característica dupla de largas, que musicalmente eran siempre una misma nota reiterada:


˘ ˘ ˘ ˘  ˘ ˘  ¯  ¯ 
Por supuesto, ese metro original no implica que toda musicalización deba hacerse en compás quinario, aunque es cierto que las versiones musicales lo han utilizado con frecuencia.

Además de la métrica, la canción kalevaliana siempre busca otros recursos poéticos muy musicales, como la continua aliteración, los paralelos, sinónimos y juegos de palabras sobre fonemas similares...

Muchas canciones recogen una alternancia antifonal entre partes: diálogos, solos, mujeres y hombres, etc., que provienen directamente de su práctica musical, y que a su vez se vierte con frecuencia y facilidad en las versiones corales modernas.


El Kanteletar en el arte y la música

Aunque no ha tenido el mismo impacto cultural que su "hermana mayor", el Kanteletar ha sido una inspiración incansable entre las letras y las artes finlandesas. Muchos de los poetas que se atrevían a escribir en la lengua finesa en la segunda mitad del siglo XIX y el comienzo del XX, lo hacían siguiendo el tono, las formas o los temas que se encontraban en esta colección. Eso explica en gran parte el por qué la poesía finesa tenía ese carácter "popular", frente al tono más culto y elevado que definía a la poesía suecoparlante de la época.

En las artes plásticas también se puede percibir el impulso. Además de sus temas, podemos encontrar algún ejemplo inspirado en versos concretos, como este conocido cuadro de Akseli Gallén-Kallela:


"Velisurmaaja" ("El fraticidio",1897), inspirado en el dialogado cuarto poema del prefacio. Pueden escuchar una histórica recitación de estos versos en este enlace, con la voz de Olga Poppius.

Pero ha sido la música donde se puede percibir con rotundidad el peso del Kanteletar, habiendo servido de base a decenas y decenas de composiciones en multitud de estilos. 

Además de las partituras de Sibelius de las que hablaremos a continuación, otros compositores del entorno de la época nacionalista han compuesto obras vocales, fundamentalmente coros, con los versos del Kanteletar: Palmgren, Kuula, Madetoja... Quizá el caso más destacable sea el del compositor Yrjö Kilpinen (1892-1959), que haciendo honor a su sobrenombre de "el Hugo Wolf finlandés" dedicó un extensísimo ciclo, su "Kanteletar-Lauluja" opus 100, escrito entre 1948 y 1950, a musicar 64 de los poemas de la colección para voz y piano, cuya integral abarcaría unas tres horas de música (existe alguna grabación parcial, como la protagonizada por los cantantes Camila Nylund y Hans Lydman, con el pianista Peter Stamm, en el sello CPO, grabada el año 2000).

Entre las versiones musicales más interpretadas están las del compositor Aksel Törnudd (1874-1923), que por su interés por la pedagogía y lo popular se acercó a los textos recogidos por Lönnrot para más de una veintena de coros (un ejemplo de estos coros puede escucharse en una antiquísima grabación de 1929, en este enlace). 

Dentro de la llamada música "folk" finlandesa, la colección ha sido fuente para composiciones e incluso de figuraciones en grupos como las célebres Värttina. Grupos de "rock metal progresivo" como Amorphis (que nutre buena parte de su repertorio también del Kalevala y de la mitología y folclore finés), han grabado numerosos temas sacados del libro de Lönnrot, dedicando incluso un disco en exclusiva ("Elegy", 1996) a canciones inspiradas en sus versos.


El Kanteletar y Jean Sibelius

Entre las composiciones más conocidas y celebradas con versos del Kanteletar están los cuatro coros que Sibelius escribiera con los versos de la antología de Lönnrot. Como expresión de ese ánimo popular y colectivo, el conjunto coral le fue un vehículo incomparable para poner en música estas canciones. Todos ellos fueron escritos en la década de 1890, justamente alrededor del "periodo kalevaliano o karelianista" del autor, en obras que reflejan el mayor peso de la música y el espíritu folclórico de toda su carrera. 

- "Sortunut ääni" ("La voz rota", ¿1898?) y "Saarella palaa" ("Fuego en la isla", 1895) pertenecen al opus 18 (números 1 y 4 respectivamente), y fueron escritos para coro masculino a capella originalmente, aunque años después el propio autor las dispuso también para coro mixto. La primera canción contiene unos pesimistas versos entonados en primera persona pero que, como muchos poemas del libro, pueden asumirse también colectivamente (y así fue probablemente la intención de Sibelius). Es sin duda la que menos huella de la música popular muestra, aunque la huella sea intensa, sin embargo. El segundo coro en cambio es puro folclore, en el que se entremezclan referencias nupciales con juegos de palabras en una secuencia de preguntas-respuestas, que el músico sintetiza muy bien. Ambos poemas se encuentran en el primer libro de Lönnrot, números 57 y 186 del original. 

- "Min rastas raataa" ("Ocupado como un tordo") JS.129 es una deliciosa y dinámica miniatura, llena de contrastes, escrita originalmente para coro mixto en 1898. Pone música a la canción 219 también del primer libro.

- "Rakastava" ("El amante") JS.160, es la composición más extensa de Sibelius basada en la colección, y reproduce hasta tres canciones del primer libro, las 173, 174 y 122. La versión original de la pieza se remonta a 1894, y fue redactada para coro masculino a capella con un solista. Pero encontramos hasta cuatro versiones (!) más de este título en el catálogo sibeliano: una partitura con acompañamiento añadido de orquesta de cuerda que pidió el coro peticionario para superar sus dificultades, un arreglo para coro mixto a capella de nuevo en 1898 (con dos solistas que se reparten el solo original), y una recomposición para orquesta de cuerda de entre 1911 y 1912, de la que contamos además con una redacción original que fue expandida en la final (y que lleva el número definitivo de opus 14). A este título y a sus diferentes versiones dedicaremos nuestra siguiente serie en el blog.

- "Soitapas sorea neito" ("Toca, hermosa doncella") JS.176 fue escrita en algún momento entre 1893 y 1894, para coro mixto a capella con un tenor solista. Plantea muchas semejanzas con "Rakastava", y es posible que obedezcan al mismo impulso. A pesar de su brevedad, su bellísima vocalise es uno de los momentos más hermosos de la música coral sibeliana. Su texto pertenece no al primero, sino al segundo tomo del Kanteletar, a su poema nº238.

- Además de esos cuatro coros, el autor de este blog puede añadir un quinto título con "Tule, tule kultani" ("Ven, ven, mi amada") JS.211, cuya melodía fue una de las tonadas folclóricas que el propio autor recogió en su viaje a la propia Karelia, en 1892. Para esta melodía Sibelius escribió un acompañamiento pianístico, con el cual puede interpretarse como canción de concierto para voz y piano. En la bibliografía sibeliana encontrarán el texto de esta pieza referenciado como de autor anónimo o "folclórico", pero hemos podido constatar que se corresponde con exactitud al octavo poema del primer libro del Kanteletar ("Kultaansa ikävöivä", estrofas 1, 4 y 8). La razón de esta coincidencia es que lisa y llanamente Sibelius pudo recoger un tema popular que seguía vivo décadas después del viaje del propio Lönnrot, aunque Sibelius estuvo más atento a la música que al texto. Tampoco se podría rechazar una hipótesis inversa: algún autor ciertamente anónimo compuso o adaptó una melodía al texto del Kanteletar, y después tal canción fluyó con toda naturalidad al folclore en el medio siglo hasta la transcripción sibeliana. En todo caso podemos unir estos versos al puñado de obras sibelianas basadas en el Kanteletar, aunque sea como transcriptor y arreglista antes que como compositor.


Bibliografía

Gran parte de la información de este post está condensada del artículo "Finnish oral poetry, Kalevala and Kanteletar" de Michel Brand, dentro de la obra colectiva "A History of Finland's Literature", editada por George C. Schoolfield (1998, University of Nebraska Press).

No existe por desgracia ninguna traducción del Kanteletar al español, ni a ninguna lengua romance hasta donde hemos podido averiguar. Lo cierto es que fuera del finés o del ámbito cercano (el estonio, incluso el húngaro), la obra no ha tenido una gran difusión. Los más interesados pueden acudir a la versión en inglés de Keith Bosley (Oxford University Press, 1992), difícil de encontrar, por otra parte. También se ha publicado alguna traducción original al alemán. Quizá sea justamente en los folletos que acompañan a las versiones musicales donde les puede ser más fácil encontrar traducciones.

Como curiosidad, esta mención se encuentra en las famosas "Cartas finlandesas" (1896-98) de Ángel Ganivet: “canciones  cortas  sobre toda clase de asuntos, propias para ser cantadas con acompañamiento  del   kantele,  instrumento de  cuerda,  de  forma  original,  inventado  por  el sabio  héroe  Waeinaemoeinen.

Si tienen interés en el texto original en finés, aquí sí que es posible recurrir a múltiples y maravillosas visiones del texto. En la propia red, podemos encontrar estos tesoros:

- Una transcripción libre del texto finés original, en varios formatos digitales, en el Proyecto Gutenberg.

- Toda una delicia histórica. El manuscrito original del propio Lönnrot se encuentra escaneado en los siguientes enlaces: la primera parte, la segunda, y la tercera. Como curiosidad, podemos comprobar como en la ortografía del autor se prefiere la "v" a la germánica "w", con el que se representaba el mismo sonido en la época (décadas más tarde se haría normativa la "v").

- De la edición impresa original de 1840-41, podemos disfrutar de la primera parte, y de la tercera.


martes, 13 de febrero de 2018

"Oma maa" ("Mi propia tierra") opus 92, cantata para coro mixto y orquesta (1918): (y 4). Discografía


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Finalizamos la serie dedicada a la cantata "Oma maa" opus 92 con un repaso por su breve discografía. Como ya vimos anteriormente, el idioma y la denominación de "obra patriótica" que se le ha supuesto a la partitura, han alejado sin duda un tanto injustamente a "Mi propia tierra" del mundo de la grabación. Pero sin duda el puñado de grabaciones demuestra que la composición debería ser mucho más interpretada, aun cuando haya que contar con un coro capaz de entonar el poema finés - incluyendo estonios, como veremos -. La muestra sin embargo de por sí es suficiente, y contiene algunos de los mejores registros de toda la discografía sibeliana.


Coro Jubilate
Orquesta Sinfónica de Lahti 
Osmo Vänskä 
- BIS (2001) - también en Sibelius Edition vol.III

Este registro es uno de los más lentos y solemnes, pero no por ello se pierde un ápice la emoción de la pieza sin deriva a místicas celibidchianas, sino una recreación del mensaje más profundo de su música, henchida de belleza por el recuerdo de la contemplación de los paisajes nórdicos.
Simplemente por la manera en la que dibuja el sencillo arpegio inicial de las cuerdas podemos presentir que esta grabación va a ser sublime. El maestro Vänskä perfila con absoluta delicadeza y a la vez precisión cada línea instrumental, que se funde sin confusión con el todo, como le es propio de su batuta. El coro recita pero con la entonación adecuada, y los solos instrumentales que en otras grabaciones pasan más desapercibidos aquí brillan  y se destacan siempre (como por ejemplo, los pocos compases del clarinetes en la primera estrofa). 
El coro protagoniza el arranque del drama, hasta que la orquesta dibuja los símbolos nacionales (sampo y kántele) de manera sublime y ciertamente muy pictórica. El Vivace llega de manera muy sinfónica, como un diálogo entre secciones del foso orquestal, pero el coro recibe su explosión con toda la fuerza, en el momento más sublime quizá de toda esta discografía. Los detalles orquestales enriquecen de tal manera el discurso que la impresión general llega a abrumar por su belleza sin fin.
De nuevo Vänskä maneja a la perfección la transición hacia el pasaje de las "noches del norte", lo que en otros directores apenas tiene importancia se convierte aquí en un fundido maravilloso de colores hacia los frescos de las luces celestes... Cuando el coro se abandona a la voz sola, el director lo subraya con un lirismo y una intimidad inéditas... por ello, al llegar el interludio instrumental el particular nirvana nórdico se hace presente e inunda nuestro corazón. 
La fluidez dramática es total, y como nadie el director finés sabe trasladar la atmósfera lírica para transformarla en la mística grandiosa del final imperceptiblemente, con lo que el oyente se habrá sentido atrapada por el sentimiento de la pieza de forma total. 
Sublime, imprescindible, no solo entre esta selección de grabaciones, sino en cualquier fonoteca de amantes de la música de Sibelius.

Interpretación: 9,5  • Estilo: 9  • Sonido: 8




Coro y Orquesta de la Ópera Nacional Finlandesa
Eri Klas
- ONDINE (1990)

De la cercanía y de la amistad de Finlandia con su compañera Estonia hemos hablado en este blog en más de una ocasión, y por ello no debería sorprendernos que muchos de los mejores directores sibelianos sean también estonios. Además de la dinastía Järvi, el director que nos ocupa, Eri Klas fue una notable figura de la dirección de la república báltica que nos ha dejado unas pocas pero excelentes grabaciones en Finlandia (donde recibió una condecoración tal como la de la Orden del León), firmando uno de los mejores discos dedicados a las cantatas corales del compositor, con aliento musical que denota gran amor hacia estas partituras.
El pulso inicial es algo más animado que en otras versiones, recreándose Klas en las sonoridades etéreas del arranque de la partitura, con una musicalidad muy abstracta y bella. El coro operístico se muestra a la vez muy expresivo y poético, dramático incluso, recalcando cada palabra del poema de Kallio. 
Ciertamente también las descripciones más pictóricas adaptan el tono dramático, y el Vivace se impone por su rítmica y de nuevo por su ánimo narrativo. Aunque la orquesta no se mantiene en exceso discreta con respecto al coro, uno de los grandes aciertos de Klas es dejar que los cantantes lleven el peso de la obra.
La descripción de la noches del norte se arropa de sonoridades ascéticas, que aproximan la música de esta cantata a los compases de obras más tardías como Tapiola opus 112
La sección en 3/2 es adecuadamente serena, sosegada, de abrazo universal... el pulso narrativo se impone de nuevo, dando el director estonio un progresivo crescendo no solo dinámico, sino puramente también emocional hasta la glorificación de la "la tierra donde nací", entonado con verdadero sentimiento. Una muy buena versión, entre muchas de las joyas de este disco que aconsejamos al completo para formar parte la discoteca sibeliana.

Interpretación: 8  • Estilo: 8,5  • Sonido: 7,5



Sociedad Coral de la Academia
Orquesta Filarmónica de Helsinki 
Paavo Berglund
- EMI (1985)

La primera grabación que llegó a la discografía internacional fue de la mano del añorado maestro Berglund, que con su visión sobria y un toque dramático, muy dinámico en esta cantata.
El coro adopta un recitado muy conversacional, casi íntimo incluso, mientras Berglund mantiene a la orquesta en su justo plano, dando relieve especial a las instrumentaciones más singulares (campanas y metal para el Sampo, el pizzicato para el kántele). La animada parte central es algo contenida, meditada y hasta nostálgica antes que exaltada, en la que además el director finlandés adopta un toque más sinfónico. 
Con la descripción de las auroras boreales Berglund sabe crea una imagen estática de gran belleza, eléctrica y vibrante sin perder cierto espíritu ascético, en verdad muy nórdico también. 
El interludio instrumental del tema 3/2 adopta una textura camerística, de nuevo intimista y delicada, con el coro respondiendo en el mismo tono de confesión y de devoción, aunque sean los detalles orquestales, como el de las estrellas ofreciendo la belleza de las constelaciones circumpolares y eternas, lo que más destaca.
El gran sinfonismo vuelve para el final de la cantata, que ciertamente es majestuoso pero por sí solo, sin grandilocuencias orquestales. Llama la atención cómo en el último acorde el maestro Berglund recalca la sonoridad del pizzicato de las cuerdas, como un último guiño al mundo del kántele. Buena y emotiva versión, 100% finlandesa en su espíritu.

Interpretación: 7  • Estilo: 8,5  • Sonido: 6,5



Coro Femenino Ellerhein
Coro Masculino y Orquesta Sinfónica Nacionales de Estonia
Paavo Järvi 
- VIRGIN (2002)

De nuevo un director estonio se pone al frente de la obra finlandesa. El vástago más sobresaliente de Neeme Järvi (¡sus hermanos también son brillantes!), director muchos años en Suecia y en EE.UU., firmó en su país natal y con músicos estonios un disco dedicado como el de Klas en exclusiva a las cantatas (coincidiendo en todas menos en una partitura que Järvi no graba y viceversa). Aunque las interpretaciones en general son de nivel, el logro quizá es inferior al de su compatriota (aunque si buscan el disco, este les será más fácil de encontrar, y en series económicas). 
El "Oma maa" de Paavo Järvi tiene un toque más contemporáneo, como corresponde al director, de sonoridades delineadas y elegantes, menos atento en cambio a la expresividad. El coro por su proximidad idiomática entona muy bien los versos fineses (me comentan que apenas se percibe el acento), aunque quizá falle aquí el director en ofrecer una cohesión mayor. La orquesta está algo discreta, incluso apenas de dejan oír algunos de los hallazgos sibelianos (como las campanas), no por la toma de sonido en sí, que es adecuada. El pulso dramático y los cambios de tempo en cambio dan una gran fluidez y espíritu inflamado a la obra, quizá lo más destacable de la grabación, en especial en un Vivace que hace honor a su indicación.
Las noches nórdicas suenan frías, al dar Järvi un color lejano y etéreo al pasaje. "Frío" dicho de sea de paso no en un sentido negativo, ya que logra trasmitir esa atmósfera limpia y de colores puros e infinitos, aunque no tanto la emoción subjetiva que conllevaría.
La sección en 3/2 adopta un tono lírico y suave, profundo y de gran altura por momentos, aunque parece que en ocasiones el coro femenino se abandona demasiado a la recitación o al simple descuido. El final también tiene algunos desajustes entre secciones, pero transmite grandiosidad y solemnidad. Un versión suficiente, pero desde luego la más floja de todas las comentadas. 

Interpretación: 6  • Estilo: 7  • Sonido: 7,5

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No descartando que aparezcan nuevas grabaciones, damos por concluida este serie muy cercanos al centenario del nacimiento mismo de "Oma maa".